lunes, 2 de noviembre de 2009

Conferencia sobre Vallejo en el Centro Cultural Recoleta

El lunes de la semana pasada asistí, junto con mi hermana, a una conferencia sobre César Vallejo en el Centro Cultural Recoleta. El encargado de la misma, un joven que debía rondar los treinta años, quizás menos, disertó sobre la obra del genial poeta peruano con sobrada elocuencia, con un cabal conocimiento del lenguaje poético y, en este caso puntual, sobre su relación con la filosofía explicitó las estructuras básicas del pensamiento filosófico de autores como Heidegger.
El magro auditorio, compuesto por alrededor de unas veinte personas; esta escuálida concurrencia guarda inmediata relación con el valor que se le otorga a la poesía en nuestro país, escuchó con atención las palabras del joven orador. No obstante, en las postrimerías de la conferencia, un señor apoltronado, de unos setenta años, interrumpió al conferencista refutándolo en algunos aspectos biográficos de Vallejo que el joven había introducido en su disertación con el fin de esclarecer la personalidad del poeta. Luego de la primera interrupción llegó, inexorable, la segunda, en la cual, luego de exponer ciertas futilidades inherentes a la interpretación poética –como si la exégesis de la poesía tuviese algún valor que trascendiese la mera arrogancia de quienes se consideran expertos en la materia-, se autoproclamó uno de los más grandes expertos en Vallejo. Haciendo ostentación de su calidad de “poeta”, alcanzó el paroxismo con su perorata al exponer su desopilante teoría mediante la cual: “sólo los poetas son capaces de entender la poesía”.
César Vallejo, sin duda uno de los más grandes poetas de la literatura universal, poseedor de una voz ecuánime y profundamente conmovedora. Quien ha sentido como propio y expresado con hondura el dolor humano es, claramente, contrario a esta absurda y pueril afirmación de manual escolar.
El trabajo del poeta, decía Borges, es constante, no trabaja sólo cuando escribe, sino que también lo hace a lo largo de toda su vida, contemplando las cosas que pasan a su alrededor. El poeta tiene una forma particular de ver las cosas, en eso se diferencia del resto de los mortales, por lo que hay evidencia de sobra, a lo largo de la historia de la humanidad, para afirmar que hay poetas que nunca han escrito una sola línea y, por otro lado, personas que han escrito toneladas de versos a quienes no les correspondería jamás dicho adjetivo.
“El poeta habla desde el nivel exacto del hombre”, decía León Felipe. “...Yo he soñado mucho, como buen marinero. El poeta no tiene más argumentos que sus sueños”. Escribió el mismo autor a sus amigos con motivo del festejo de su cumpleaños número setenta en el poema “Un poderoso talismán”. En "El Poeta Prometeico" (de Ganarás La Luz) dijo: “Y hay voces de tragedias antiguas que me siguen para que yo las defina con mi sangre...” Quizás sea esa la verdadera función del poeta.

Diego F. Casasbellas Alconada
Abogado
27.667.604
diegocasasbellas@hotmail.com

2 comentarios:

  1. Cómo se llama el tan poco humilde "poeta experto" ?

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  2. Casi dos años después te contesto. Que desastre que soy. Pero, aunque no lo creas, acabo de leer tu comentario. El poeta poco humilde no dió su nombre. Asi que permanecerá en el anonimato. Me hubiese gustado leer algunos de sus poemas. En fin. Abrazo grande.

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